02 – Porsche Kremer 935 K3

Cuando uno entra en un hotel en las cercanías o dentro de un circuito, siempre espera encontrar todo tipo de motivos “racing”, como no puede ser de otra manera. Lo que ya es un poco más sorprendente es encontrarse un coche colgado de la pared, justo encima del mostrador de bienvenida.

Y en este caso, el que encontré no era un coche cualquiera: nada menos que el Porsche Kremer 935 K3 ganador absoluto de las 24 horas de Le Mans de 1979. Probablemente la única carrera en toda la historia del automovilismo en la que se hizo mucho más caso al segundo clasificado que al primero.

Las carreras de Resistencia o de Sport estaban pasando una dura crisis a finales de los ‘70, y a duras penas se salvaban de ella las 24 Horas de Le Mans. La ausencia de equipos oficiales interesados en el campeonato hacía que la preparación para las 24 horas dejara mucho que desear, y en la edición de 1979 la presencia de los Porsche oficiales de Grupo 6 no se confirmó hasta apenas un mes antes, y con sólo una carrera (Silverstone) para prepararse.

No es pues de extrañar que ni los dos Porsche oficiales, ni los Mirage privados ni los artesanales Rondeau rompieran o sufrieran toda clase de averías, dejando la carrera en manos de los Grupo 5, coches supuestamente derivados de la serie, y conocidos  como “Siluetas” porque ese era su único parecido con lo coches de calle.

Y dentro del Grupo 5, los grandes dominadores eran los equipos alemanes, cuyo campeonato nacional era más potente que los de la propia FISA (FIA de entonces). Y así las 24 horas se convirtieron en una lucha entre los dos grandes preparadores, Kremer y Loos, que convirtieron la carrera en una extensión de sus duelos en las carreras alemanas.

Momento de la llegada del coche vencedor.

El Porsche Kremer de Klaus Ludwig y los hermanos norteamericanos Don y Bill Whittington ya se había puesto en cabeza en la segunda hora de carrera. Cuando la lluvia hizo su aparición durante la noche, Ludwig dio un recital de pilotaje, en vista de lo cual Georg Loos decidió aumentar la presión del turbo en su coche puntero, el de Heyer-Schurti, para tratar de compensar su desventaja. Lo único que consiguió fue que se rompiera el motor durante la madrugada.

Ello dejó la carrera en manos del coche de Kremer, que no tuvo ningún problema en ganar la carrera. Curiosamente, los hermanos Whittington alquilaron a los hermanos Kremer (Edwin y Manfred) un Porsche para Le Mans, y en el precio de alquiler los Kremer incluyeron a su primer piloto, Klaus Ludwig, que fue quien lideró el equipo, siendo él el encargado de hacer “correr” de verdad el coche.

Los hermanos Whittington y a la derecha Klaus Ludwig en el podium.

Pero la felicidad nunca es completa, y así aquella victoria tuvo poquísimo eco, ya que la gran noticia de aquellas 24 Horas fue el coche que llegó en segunda posición: el Porsche Barbour de Rolf Stomelen, Dick Barbour… ¡y Paul Newman! El pobre Rolf Stomelen llevó todo el peso de la carrera, compensando con su velocidad el ritmo lento de Barbour y el aún más lento de Newman, que fue a la postre quien se llevó todos los honores de aquella edición de las 24 Horas. Rolf siempre creyó que con otros compañeros habría ganado, o al menos habría podido intentarlo.

Pues bien, el coche o una réproducción de aquel coche (algunas publicidades no coinciden), es el que está colgado en el “hall” del hotel de Oschersleben. Como podemos imaginar, debe ser una réplica, o un modelo “hermano” del que ganó. Curiosamente no encontré en el hotel ninguna referencia sobre el mismo, ninguna placa como la que tenia un “side” Yamaha de gran premio que había en un rincón.

Confieso que no me fue fácil encontrar de qué coche se trataba, entre otras cosas porque en Alemania en aquellos años de Porsche 911 y de todas sus evoluciones posteriores las había a cientos. Pero con un poco de paciencia y gracias a la “pista” del nombre de Ludwig en la ventana acabé encontrándolo, y me llevé una buena sorpresa al ver que no era un Porsche cualquiera, sino uno ganador y de las 24 Horas de Le Mans nada menos. Y encima en mi archivo de fotos de papel tenía varías de aquella carrera, así que aquí están las del equipo ganador.

El Porsche Kremer 935 colgado del hall del hotel.

Hace años encontré a Klaus Ludwig en una carrera DTM y le saludé, él siempre fue un grande en los turismos, y en el DTM hizo una larga carrera, no en vano es el segundo piloto más laureado detrás de Bernd Schneider. Si algún día le vuelvo a encontrar ya le preguntaré sobre este coche.