El circuito del Avus (I)

Cuando al preparar mi viaje para ir a la carrera del DTM de Oschersleben descubrí que mi billete de avión para ir a Berlín estaba equivocado, no dudé ni un momento en intentar aprovechar el día extra para hacer alguna visita útil desde el punto de vista de las carreras. Y como hacía tiempo que me tenía intrigado, opté por buscar lo que pudiera quedar del circuito del Avus.

Gracias a las maravillas de Internet, de Google Earth y de los GPS, no me fue difícil localizar y preparar mi visita, con la esperanza de encontrar algún vestigio de un circuito que sólo se utilizó una vez para la Fórmula 1, pero que fue importante dentro del automovilismo europeo de los años 30. Obviamente ya sabía que la gran curva no iba a estar allí, pero por el Google Earth daba la sensación de que algo parecido a un peralte sí había.

Al salir del aeropuerto Berlín-Schonefeld dejé que el GPS guiara mis pasos por la circunvalación de Berlín, una zona no especialmente bonita de la ciudad. Conforme iba haciendo kilómetros empecé a tener la sensación de que por allí ya había pasado, y entonces recordé lo que me pasó en 2008, volviendo precisamente de Oschersleben.

La torre de control, convertida en hotel (foto, Carlos Castellá).

En aquella ocasión, al llegar a un nudo de autopistas me encontré con que la que iba al aeropuerto estaba cortada, así que no me quedó más remedio que seguir la ruta obligatoria, pero sin saber donde tenía que rectificar para volver a mi camino. Total, que cuando me quise dar cuenta, estaba en una de las autopistas de entrada a Berlín, y encima quedándome sin gasolina. Cuando por fin encontré una gasolinera y pude repostar, quería dar la vuelta, pero un letrero que indicaba “Schonefeld” me sacó de mis apuros, ya que me metió en la circunvalación por la que ahora circulaba en sentido contrario.

De ahí que algunas cosas me resultaran familiares, especialmente al ver el aeropuerto de Tempelhof, hoy ya en desuso por estar dentro de la misma ciudad, y que fue vital en los primeros años del bloqueo comunista para que los aliados pudieran enviar alimentos y otras productos de primera necesidad a los berlineses. Me fijé en él precisamente porque recordaba algo de la historia de dicho bloqueo, y del puente aéreo que organizaron utilizando este aeródromo.

Un poco más adelante vi una lejana torre de televisión o de comunicaciones, que conforme me iba acercando me resultaba también conocida. Cuando el GPS me mandó girar a mi izquierda, y al hacerlo apareció una indicación que decía “Avus” empecé a mosquearme porque todo aquello me resultaba extrañamente familiar.

El antiguo peralte tapaba parte de la misma torre de control.

Y cuando por fin recorrí el último tramo, mi sorpresa fue mayúscula al comprobar que, efectivamente, la gasolinera que hay en el exterior de lo único que queda del circuito es donde yo reposté dos años antes. ¡Ya había estado en lo que queda del Avus, pero no me di cuenta! Tras aparcar el coche estuve recordando, y estoy seguro de que entonces ya me fijé en el hotel, y en que ponía “Avus”, pero el miedo a perder el avión no me dejó espacio para reflexionar.

También recuerdo haber visto entonces la tribuna que queda en pie, ya que resulta especialmente chocante ir por una autopista y encontrarla. Cuando al día siguiente llegué a Oschersleben y le conté a Miguel Molina mis aventuras, se quedó pasmado, pero no por mis historias, sino porque él también circuló por allí, ya que es paso obligado para coger la autopista hacia Leipzig- Magdeburg, y también se sorprendió mucho al verla. Creyó que era algún vestigio de la época hitleriana o algo por el estilo.

La foto que abre esta entrada corresponde a una carrera DTM en el Avus, y en ella se puede ver bastante bien la tribuna al fondo, la misma que aparece después en la foto tomada desde dentro del coche y que está encima de estas líneas.

(Continuará)