El accidente Button-Vettel

El Gran Premio de Bélgica dio para muchas consideraciones, y muchos temas de debate, pero si tengo que escoger alguno sobre el que reflexionar, me quedo con la maniobra de Vettel sobre Button, así como con la sanción posterior. Y lo hago porque creo que esa maniobra encarna todos los defectos de la Fórmula 1 moderna.

Recapitulando lo que pasó, Button iba segundo, pero no podía seguir el ritmo de Hamilton, porque tenía un simple aletín delantero tocado. Sólo por eso estaba convirtiéndose en un “tapón” para el grupo que iba tras él, y que encabezaba el alemán. Tras Vettel estaban Kubica, Webber y Massa, y de haber seguido con aquel ritmo, quizás alguno más se habría añadido al grupo.

Como ocurre en ocasiones como esta, cuando se forma un grupo de estas características casi siempre acaba con alguien fuera de la pista, porque la incongruencia de la Fórmula 1 actual hace que con un coche manifiestamente más lento delante, los que van detrás no puedan adelantar. Ni tan siquiera pueden hacerlo en un circuito donde se supone que es posible, como Spa-Francorchamps.

Las distancias de frenado son tan cortas, que hoy en día ya no se puede hacer aquello de “apurar la frenada”. Para pasar, como vimos en Les Combes más de una vez, la única alternativa es ponerse en paralelo al pasar la curva para ganar el interior de la siguiente. Pero para ponerse en paralelo hay que apurar mucho el rebufo, y al más mínimo error de apreciación se pierde el control del coche, que es lo que le pasó a Vettel.

A mi modo de ver, la maniobra no tuvo ninguna intencionalidad, por lo cual me parece discutible la sanción, ya que Vettel intentó adelantar, que es lo que todos queremos ver en una carrera de coches, lo más elemental en una competición en circuito, la de un participante intentando superar al que le precede. Pero la actual aerodinámica extrema y los frenos atómicos hacen casi imposible que salga bien esta maniobra, y para conseguirlo hay que arriesgar al máximo, tanto, que la mayoría de las veces tiene funestas consecuencias. Vettel hizo lo que tenía que hacer, intentarlo. Le salió mal, y se llevó a Button por delante.

Desde este punto de vista no veo nada sancionable en su maniobra, pero por otro lado entiendo también que acabar con la carrera de otro competidor tampoco puede quedar exento de un cierto castigo. Sin el Drive through, calculo que Vettel hubiera podido muy bien acabar delante de los Mercedes, en quinta posición, lo cual habría sido injusto. Acabó con la carrera y las opciones de Button, que pueden costarle su candidatura al título, y él habría perdido como mucho dos posiciones.

No tengo especial simpatía por Vettel, es más, algunas acciones y declaraciones suyas este año no me han gustado nada, pero en este caso opino que no es justo condenarlo, porque no tengo claro que en Spa el Red Bull fuera un coche superior al McLaren. Y de ser así sería aún más evidente que Button iba lento y tendría que ser posible adelantarlo sin jugarse la integridad física o de la máquina.

Por ello digo que esta maniobra encarna los defectos de la Fórmula 1 moderna. Si la aerodinámica fuera menos extrema, y los frenos fueran menos eficaces (en el concepto de distancia, naturalmente) Vettel hubiera podido pasar a Button e irse a por Hamilton. Quizás Webber habría hecho lo mismo con Kubica, en lugar de tener que quedarse detrás a esperar el error del polaco. Y así podemos seguir especulando con la posibilidad de tener carreras competidas, y no procesiones cuyo orden se decide en la salida, y que solo se altera si aparecen circunstancias especiales.

Por eso a todos no gusta tanto Spa, porque sabemos que allí casi siempre llueve, y aparece por tanto ese “plus” que rompe los esquemas y nos permite ver carreras emocionantes, con maniobras arriesgadas, cambios de posiciones y alterativas tácticas. Algunas buenas, como la de Ross Brawn (faltaría más) y otras equivocadas, como la de Ferrari (también faltaría más, lamentablemente).

En este gran premio hemos visto a casi todos los pilotos cometer algún error importante o grave, y filias y fobias aparte, me alegra que esto ocurra, porque hemos visto a los pilotos luchando, acertando y equivocándose, y no a meros conductores de bólidos cuya suerte se decide el sábado por la tarde.